La palabra angustia viene del latín y significa angostamiento. Freud la define como un afecto que puede acompañarse de sensaciones físicas.
Muchas veces se la llama "ansiedad" o "estrés". Prefiero el término "angustia" porque es más preciso clínicamente y señala la dirección de la cura.
La causa de la angustia generalmente permanece desconocida para quien la padece (de allí que se diferencie del miedo, cuya causa es siempre conocida).
Lo interesante de la angustia es que puede estar presente sin sensación de angustia. ¿Que significa? Que el afecto angustioso puede ser reemplazado por un síntoma. ¿Por qué? Porque el síntoma intenta tramitar la angustia.
También se asocia a cuadros orgánicos, enfermedades y traumatismos diversos
SÍNTOMAS y SIGNOS que pueden acompañar o subrogar a la angustia
Los indicadores clínicos de la angustia son variables en su presentación y en su intensidad. A continuación enumero algunas de sus manifestaciones físicas y psíquicas.
Manifestaciones físicas
Respiratorias: dificultades en la respiración que van desde la sensación de que nos falta el aire, nos ahogamos o tenemos la garganta cerrada (disnea); hasta ataques similares a los ataques de asma. Aceleración del ritmo respiratorio (taquipnea). Afonías y disfonías, tos, hipo, bostezos.
Cardiovasculares: Taquicardias, palpitaciones, entumecimientos, punzadas. Dolores parecidos a los de quemaduras, hinchazones, constricciones. Parestesias (diversas sensaciones en la piel, por ej. hormigueos). Picazones y manchas en la piel.
Digestivos: nauseas o vómitos. Dificultad para tragar. Diarrea, estreñimiento o ambos. Espasmos gastrointestinales (a veces con dolores), dolores gastrointestinales (ej: calambres o acidez). Hambre o sed desmedida. Meteorismo. Aerofagia o aerocolia con dilatación abdominal.
Urogenitales: trastornos menstruales. Dismenorreas (menstruación dolorosa). Poliuria (excreción excesiva de orina). Tenesmo vesical (ganas frecuentes, dolorosas y a menudo ineficaces de orinar).
Otras: hipertensión, desvanecimientos y a veces desmayos profundos, crisis vertiginosas y pérdidas del equilibrio, alteraciones del sueño y diversas somatizaciones en la piel. Gran sudoración, gran sensibilidad a los ruidos. Temblores, escalofríos, dolores de cabeza y espalda, tensión muscular. Fatigabilidad. Zumbidos de oído. Alteraciones del sueño. Visión nublada, escotoma (pérdida de la visión en determinadas zonas). Midriasis (dilatación de pupilas).
Manifestaciones psíquicas
Malestar general.
Sensación de ahogo y falta de aliento.
Sensación de tener un nudo en el estómago, garganta o pecho.
Expectativa angustiada (sensación de desastre o peligro inminente).
Inquietud persistente.
Dificultades para concentrarse.
Sensación de que el piso oscila, las piernas pesan o desfallecen.
Hipervigilancia.
Insomnio.
Irritabilidad general.
Hiperestesia auditiva.
Hipocondría (se teme padecer enfermedades diversas).
Dificultades en el goce sexual.
Miedo a perder el control o volverse loco.
Miedo a morirse.
Desrealización (se altera el sentido de la realidad o esta parece perder su sentido previo).
Despersonalización (la persona se desconoce a sí misma ante lo que le sucede).
Dificultades en el trato con otras personas.
Dudas, indecisiones, impulsividades.
Para ahondar en la angustia y su función te recomiendo mi entrada ¿Qué es la angustia?
Lic. Marisa Rau
Psicoanalista
Consultas personales y a distancia
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