Vida interior es algo que tenemos todos.
Tal mundo interno puede venir acompañada de riqueza de intereses, ampliando así el campo de juego.
Reconocerla o sepultarla hará a su equilibrio o desbalance.
Hay quien hace como si no existiera, quien la olvida porque de eso no se conversa, quien la poda haciéndola frágil, quien se declara muerto internamente y busca afuera eso que perdió.
Ahora que nos metieron las #emociones hasta por las orejas incluso cayeron las reglas de la lógica de los planes de estudio. Las emociones llegaron de la mano de la #neuromoda y otras hierbas (obvio que me fascina la neuropsicología, pero el mercado de oradores neuro introduce con palabras nuevas lo sabido desde siempre y excluye otro tanto antes sabido -el peso del mercado marca el interés- contribuyendo a este descalabro).
Sin embargo, no somos un manojo de #reacciones (que es lo que son las emociones), hay sentimientos, fantasías, razonabilidad, sentidos, curiosidad, deseos…
Muchos confunden su vida interior con los diálogos con su yo pues son parasitados por ellos. En rigor todos lo somos pero hay quien lo exponenció.
Todo esto puede observarse en un #Rorschach. Explicado a lo largo de las carillas de un informe, puesto en contexto, se vuelve palpable, pronostica logros o dificultades en puerta (incluyendo a veces enfermedades). Claro que se lo puede reducir al etiquetamiento diagnóstico o a un trámite burocrático, pero eso nunca será lo único que puede brindar un Rorschach. . . . . . .
Marisa
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