A la mayoría de nosotros la sociedad nos educa para no hacernos #ilusiones, llueven mensajes en ese sentido.
Así andamos por la vida siendo ultra realistas porque suena prudente y hacemos cálculos de probabilidades para no ilusionarnos.
Claro que hay que estar pisando tierra firme, vivimos en este planeta, pero qué problema hay con ilusionarnos? #Soñar? Ir tras lo que nos gusta?
¿Se educa para el miedo o para la #libertad?
"Hay que ser realistas" es la letanía. Muy bien, pero creo en un realismo mejor.
Es de realistas considerar también todo lo que nos enseñe el #poder de la ilusión y cómo reaccionamos a la #desilusión. Se trata de abrirse a las sorpresas.
Si no tenemos sueños nos faltará vida. La vida trae, arremolina y llueva. En la Naturaleza todo tiene su ciclo y nosotros somos parte de ella. Estar a la defensiva no nos ahorra el #cambio o la muerte de etapas.
No ilusionarnos no evita los malos tragos, pero invita a un #descreimiento que hace que perdamos el sentido del #gusto por los pequeños placeres cotidianos. La vida es lo cotidiano.
Desilusión, tristeza, apatía, depresión, cinismo, es lo que se potenció por estas épocas de descreimiento.
Es más! Si estás triste se te medica, para que te cures de algo que no es una enfermedad. Esa actitud cortoplacista provoca patologías de #evitación y #represión psíquicas. Y ahí siempre una mano amiga te dará una pastilla para que nada cambie. Hay que sumarle un trabajo sobre uno mismo a la medicación, sumarle deseo (es el ingrediente clave el deseo), coraje, curiosidad...
Vamos a ser más realistas y recordar que nuestros sueños se pueden hacer realidad si no nos dan miedo, o puede que no. Quién sabe? Que podemos juntarnos los que soñamos parecido. Que podemos inspirar a otros con la confianza que le ponemos a nuestro propio camino de aprendizaje y nuestra luz.
Un fuerte abrazo. Estoy aquí para acompañarte en tu camino.
Marisa
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