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COMPASIÓN

Espiritualidad, ateísmo y ciencia




Espiritualidad y religión son cosas distintas. Pueden combinarse o no. Se puede desarrollar la espiritualidad y no ser religioso, se puede ser religioso y no haber desarrollado espiritualidad alguna.


Un modo posible de entenderlo es que la espiritualidad aflora de las experiencias, se confía en el sentir porque se ha palpado su importancia y su eficiencia, es pragmática y liberadora. Quizá por surgir de la experiencia, ha estado presente desde los albores de la humanidad. La espiritualidad no necesita que se le ponga un nombre, ni que se milite por ella pues se relaciona con la felicidad (armonía o coherencia si se prefiere) y no se obliga a nadie a ser feliz, ¿qué habría para imponer a otro y en nombre de qué?


Se considera al budismo una de las religiones con más seguidores en el mundo, tomado como religión habría que decir en ese caso que es no teísta pues no comulga con la idea de un creador todopoderoso personificable.


Como doctrina filosófica y espiritual se basa en la práctica de la compasión. Son vitales el amor, la empatía, el sentimiento de cercanía e identificación, sentir el sufrimiento ajeno.


La compasión, dice el Dalai Lama, tiene que ver con preocuparse por el bienestar de todos los seres sin apego, “la compasión real no es algo que surge de la lástima sino del entendimiento, del respeto y el interés”. El interés genuino llega de la mano de una toma de conciencia. La compasión al practicarse, se desarrolla. Se trabaja en abrir el corazón.


De alguna manera es abrirnos al sufrimiento, buscar comprender el dolor personal y poder así reconocer el de otros. Conocerse y comprenderse permite conocer y comprender a los demás. El entendimiento ganado nos lleva a ser más felices cuando se combina con el desapego que surge de practicar la compasión hacia todos en igual medida.


La espiritualidad como práctica de apertura de conciencia sabe hasta dónde ha llegado, qué ha tocado o experimentado. No hay razón para dudar, tampoco para convencer, no tiene por qué enfrentarse a las ciencias ni a las religiones.


El Dalai Lama trabaja para tender lazos entre ciencia y espiritualidad, abriendo conversaciones y permitiendo que científicos constaten qué ocurre en los budistas durante sus prácticas o a consecuencia de ellas[1]. El propósito es ampliar el conocimiento, también propiciar felicidad a los humanos y respeto hacia las demás formas de vida. Sabe que educando al corazón y desarrollando conciencia se llega a la felicidad.


En 1991 el astrofísico y divulgador Carl Sagan le preguntó a Su Santidad qué pasaría si la doctrina de una religión como la suya fuera contradicha por algún descubrimiento científico. La respuesta fue que no sería un problema pues Buda mismo marcó la importancia de la propia investigación, que ese empirismo era algo que compartían con la ciencia. Añadió que lo recomendable para un budista es mantenerse escéptico y luego experimentar.


El XIV Dalai Lama lleva 30 años colaborando y nutriéndose de sus interacciones con psicólogos, cosmólogos, físicos, neurobiólogos, filósofos… Siempre ha dicho que si la ciencia contradice algun principio budista con demostraciones, el principio deberá revisarse.


Muchos profesionales fueron más religiosos que científicos cuando se opusieron e intentaron boicotear tales intercambios por considerarlos no provechosos para la ciencia. ¿Cómo olvidaron que lo científico es el método (sus muchas metodologías) y no el tema al que se aplica? ¿Qué el empuje es el deseo de saber, una actitud que hace posible la ciencia? ¿Qué los hechos no se cuestionan sino que se cuestiona su interpretación?


Las teorías y los paradigmas vigentes son lo aceptado por una comunidad científica en un momento dado. En tal comunidad las creencias abundan incluso bajo la forma de prejuicios. Si el método científico es el buen razonamiento para explicar los hechos, ciencia es aquello en que los científicos acuerdan [2].


Si quienes se oponen pudieran aprender de la actitud del Dalai Lama y dejaran sus creencias de lado, podrían contribuir al avance de sus campos de conocimiento en lugar de fomentar una nueva religión llamada ciencia. Si pudieran atenerse al método científico seguramente ganaríamos todos cuando sean mejores personas y mejores profesionales.



Lic. Marisa Rau

 

NOTAS:


[1] Por ejemplo, en 1992 le propuso al Doctor Richar Davidson de la Univ. de Wisconsin que estudiara el cerebro de los Lamas; lo hizo con tomografía de medición de positrones, resonancias magnéticas funcionales, etc.


[2] “Es ciencia lo que cada comunidad de científicos reconoce como tal”, Leonardo Gonzalez Galli, del Insituto de Investigaciones CEFIEC (Centro de Formación e Investigación en Enseñanza de las Ciencias, Instituto de Investigaciones en Didáctica de las Ciencias Naturales y la Matemática, dependiente de Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires) en “El método científico no es como se enseña”, (04-11-2008) La Nación, disponible en https://www.lanacion.com.ar/1066290-el-metodo-cientifico-no-es-como-se-ensena [ultima consulta 20-12-2018]

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