Para vos, que me pediste algo sobre el "nido vacío".
No se quién popularizó la expresión pero lo más común es que las aves usen sus nidos solo cuando están criando a sus pichones. Da para pensar no?
Se me ocurre que es una excelente oportunidad para repactar, revisar los acuerdo previos y crear otros acordes a los nuevos tiempos.
Cada dinámica interpersonal se instala sobre un pacto explícito o tácito. Tal vez el pacto jamás fue programado, y sin embargo existe. Sobre esos acuerdos se distribuyen roles, funciones, expectativas, logros... Quiero decir que hay cosas fundantes en cada relación.
Cuando alguna cosa cambia (puede ser la partida de los hijos del hogar familiar) es momento de advertir que se pasa a otra etapa, nueva, que requiere nuevos acuerdos.
¿Qué tan distintos de los anteriores?
Dependerá de las decisiones conscientes o inconscientes que se tomen pues nada queda sin decidir, el mundo no para de girar hasta que decidamos así que es algo que ocurre planificadamente o con las vestiduras del azar.
Sin embargo para cambiar de etapa, y estar anoticiado de la nueva situación, hay que hacer un duelo. Recordemos que perder incluso un ideal amerita un duelo. Hasta que no conectemos con esos dolores para sentirlos, será difícil saber si dimos vuelta la página para abocarnos a los nuevos tiempos o estamos en negación pretendiendo que nada ha cambiado.
Elaborado el duelo se podrá hacer buen uso de las energías que vuelven a estar disponibles.
Tal vez se siga con el estilo de maternaje o paternaje anterior pero como mínimo se dispondrá de más tiempo para asuntos personales, lo que equivale a tener que dar respuesta a preguntas como "qué quiero?".
El ser humano no se reduce a un lugar en la red genealógica, es mucho más. Es sano enseñar en acto que el deseo es un motor que nos vivifica. Quién se permite volar le hace más sencilla la experiencia a quienes vienen detrás.
Lic. Marisa Rau
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