Sobre la transferencia en la psicosis
Que hay transferencia en la psicosis es algo que la experiencia muestra, sin que por ello pensemos que se trata de aquello a lo que aludimos a propósito de la neurosis, esto es, lo reprimido. Si conservamos el uso de este término, cabe quizá preguntarse a qué afecta lo transferido para el caso del psicótico en tanto hablante. Será en este caso, la significación intolerable (tanto sea por ausencia como por exceso). Si como Freud señala a propósito de las alteraciones del lenguaje en la esquizofrenia, las palabras mismas son sometidas al proceso primario transfiriéndose unas a otras sus investiduras completamente, ello contribuirá a la dificultad atinente a la transferencia. Puesto que de este modo el problema no es tanto el que no haya transferencia, sino por el contrario, el que la haya en exceso.
Transferir es desplazar, y ello es suficiente para indicar la operatoria de la metonimia independientemente del monto de significación que sea capaz de producir en tanto siempre intenta nombrar algo que no obstante escapará. Si algo del sentido buscado ha sido atrapado, la frase puede cerrarse. La operatoria de la metáfora, ausente en la psicosis, introduce una sustitución específica entre significantes, asegurando el advenimiento del punto de capitón. Éste articula el significante y el significado, pero no de cualquier manera, es decir que si por un lado detiene el deslizamiento de la significación, al mismo tiempo permite la flexibilidad suficiente, por el tipo de puntada, como para que su efecto no se coagule en la inmovilización que posibilita el estallido.
Lo que porta el significante en el discurso psicótico atestigua de la ausencia de significación que afecta a su sentido de la vida o la plenitud de una significación, insoportable en ausencia de lo que el malentendido propio de la regulación fálica permite eludir o negativizar. Ambos aspectos integran la radicalidad de la demanda que en la transferencia exige la entrega de un saber que resuelva lo desrregulado del goce. La falta de respuesta a esta demanda puede llevar a su opuesto, el desasimiento de la transferencia (indiferencia en Freud). Sin embargo, la sola presencia del analista, ofreciendo allí su silencio, puede propiciar un vaciamiento, contrapunto a la plenitud de la significación. Si el término transferencia tiene aun algún sentido para la psicosis, se trata de su alusión a un retorno, no a consecuencia de la represión, sino de lo excluido de lo Simbólico. Si las palabras pueden funcionar como cosas, ofertar un vacío propicia el pasaje por lo Simbólico para velar aquel valor tras una trama de sentido. Sentido que posibilita la recuperación de un sujeto donde éste se hallaba arrasado, tomado como objeto.
Primer recorte. Operando sobre la significación para crear un tiempo
El siguiente recorte corresponde a un tratamiento individual recientemente iniciado en el marco del dispositivo de Hospital de Día. Diagnóstico: esquizofrenia paranoide.
A quien llamaré Germán ciertos encuentros lo empujan a un enfrentamiento físico a golpes de puño, desencadenados por lo que él llama "mirarse mal", y que de no realizarse lo predisponen a un tal desenlace inminente. Este "mirarse mal" es una incitación a la lucha, a propósito de las cuales señala no poder retroceder frente a lo que es un agravio a su virilidad (dignidad).
En cierta ocasión hubo que separarlo de una pelea emprendida con otro paciente, la riña se detuvo cuando profesionales del equipo lo llamaron por su nombre. Inmediatamente a continuación se desarrolla una sesión de lo que él llama "su terapia".
Ingresa al consultorio muy alterado y con un gran interés en continuar el enfrentamiento más tarde. Simultáneamente se halla perplejo ante lo que había sucedido. Refiere el breve intercambio verbal previo a la lucha y añade "Nunca pensé que me iba a pelear con alguien acá porque acá está todo bien (...) cuando me dijo eso le tiré el mate por la cabeza y nos peleamos (...) a la salida si nos encontramos seguro nos peleamos porque yo no me voy a tirar atrás".
Escucho, pregunto y vuelvo a escuchar. Mientras habla, no dejo de cambiar el tema de la conversación constantemente para descomprimir la tensión que impediría el desarrollo de la entrevista.
A medida que se va tranquilizando, comienza a reconstruir lo que había sido el encuentro de ese día con su compañero de grupo. Ahora que lo piensa, ya desde el saludo aquel parecía un tanto nervioso. Siendo escuchado, Germán logra una cierta distancia de lo que se presentificaba como una cuestión personal. No obstante, dice que nada era justificable en el proceder de su rival. Al mismo tiempo comienza a preguntarse si acaso podría evitar otra pelea a la salida del consultorio, puesto que había comenzado a registrar no solo que no sería permitida en el marco del dispositivo hospitalario sino también que ello afectaba a todos sus compañeros de grupo.
Nos encontramos trabajando en la línea de crear un tiempo allí donde hasta el momento no lo había, no solo para lo que había sucedido sino para lo que podría desarrollarse a continuación.
Finalmente, recuerda una oportunidad en que había detectado que otro compañero no tenía un buen día y se alejó de él para evitar un desenlace de agresión física, comenzando así a separar lo que suele llamar "el rollo ajeno" de lo que sería "su problema" (el de Germán).
A estas alturas comienza a preguntarse si acaso lo echarían del hospital, y cuando me dirige tal pregunta respondo que no lo sé, que lo que había sucedido sería evaluado por el equipo. No obstante -añado- me parecía que se había tratado de un accidente. Sin embargo -digo también- de repetirse no sería un accidente puesto que ya contaba con elementos suficientes como para maniobrar con lo que de ahora en más constituía una referencia.
A continuación, el tema fue retomado en otros dispositivos del Hospital de Día y hasta el momento no han vuelto a producirse incidentes similares.
Este recorte, se refiere a un trabajo, el del sujeto, sobre lo que adquirió una significación demasiado plena transferida a lo real en un primer tiempo, y luego puesta a rodar en la transferencia para ensayar un límite al goce, cuya tramitación fallida había seguido las vías de la agresividad. Esto posibilitó la creación de un efecto temporal, categoría que en la psicosis se presenta desdibujada e incluso absolutamente diluida en los momentos de crisis.
Segundo recorte. Operando sobre la transferencia para ganar un tiempo
El segundo recorte se refiere a una maniobra de otro orden para evitar un desenlace violento ante lo que el sujeto no podía manejar con lo Simbólico; calculé que la relación transferencial pagaría los costes, probablemente con paranoia y agresividad. A posteriori verifiqué que dadas las particularidades de la transferencia con su anterior terapeuta su economía psíquica orientó hacia aquella manifestaciones de erotomanía.
Germán había comenzado a adentrarse en actividades no avaladas por su familia, las cuales no eran objeto de prohibiciones pero sí de constantes reproches y reclamos de diferente índole. ¿De que se trataba? Había comenzado a trabajar y se quedaba con parte de su sueldo para sus gastos, el resto se lo daba a sus padres (vive con ellos). Tomaba clases de trapecio. Había entablado recientemente una relación amorosa. En este contexto comienza a discutir con su padre cuando le recriminan que estas cosas no le harían bien. Dice Germán tras una discusión a propósito de las visitas de su novia: "casi me agarro a piñas (...) nos miramos mal. (...) Tuve una cosa de ir a pegarle, se me pasó por la cabeza." Añade que es la primera vez que está viendo a su padre como un "enemigo", pero se contiene porque "no está bien pegarle al padre". Intenta tener con su papá una charla para limar las asperezas, pero la tensión se alivia poco pues se suceden nuevas discusiones. Otro día dice con gran crispación: "Siempre tiene algo que decir. (...) Pero ya no soporto más a mi viejo, no está bien enojarse así con el padre, porque además es mi padre, pero... ". Se interrumpe, hace silencio y sigue con otra cosa.
Ante el riesgo inminente de que pegue a su "enemigo" (cabe agregar que Germán tiene 33 años y su padre 70) le digo que maneje la posibilidad, si le molesta mucho la situación, de decirle que puede venir a hablar con alguien del equipo.
- Con quién?
- Con cualquiera.
- Con vos también?
- Con quien quieras.
Decidí no excluirme, sabiendo que ese solo hecho sería suficiente para que transfiera sobre mi aquello que del lado de su padre daba lugar a una agresividad pronta a concretarse físicamente.
Efectivamente, el viraje acaeció de modo que a la vez que se pacificaron absolutamente sus tensiones familiares, las sesiones, por el transcurso de 3 semanas, las ocupó: 1) en hablar de su faltas de expectativas respecto del tratamiento, 2) en desplegar en extenso su enamoramiento actual por la que él llama "su anterior psicóloga" a quien invitó en vano a salir, y 3) requiriéndome en forma insistente una respuesta orientadora sobre lo que debía hacer con ella.
Palabras finales
Si la transferencia es el espacio en donde la apuesta es que la significación que deja al sujeto sin recursos resulte apaciguada, donde el goce tenga un destino diferente en tanto al analista se le encomienda ser guardián del goce, en esta última maniobra relatada solo se trató del desplazamiento del mismo, para ganar un tiempo. El tiempo que en la escena previa se hallaba pronto a desaparecer por manifestarse insuficiente la tramitación por una vía diferente que la de lo real.
¿Que se ha revelado en estos recortes, de cierta eficacia para contener aquello que arroja a la infinitud del goce y propiciar el lugar para el advenimiento de un sujeto?
El ideal respecto al cual no se golpea al padre. Pero, si bien Germán recupera una identificación que lo aloja por la vía del ideal siendo el "hijo bueno" que a diferencia de sus hermanos no maltrata a su padre, esto mismo se torna un riesgo en la medida en que lo deja a merced de la demanda. Un espacio, el de nuestros encuentros, donde existe la posibilidad de contar lo que le sucede sin recibir sanción ni recriminación al respecto, espacio donde ensaya algunas respuestas a sus preguntas y donde la significación no rebota en espejo. El dispositivo hospitalario, que le ofrece diferentes recursos para apuntalarse, con reglas que enmarcan todo el espacio de su tratamiento, alojándolo y posibilitando el sostenimiento de ciertos lazos con otros.
No obstante, estos elementos, precarios, excluyen la posibilidad de prescindir de tratamientos futuros en tanto nada hace pensar en el arribo a un fin por construcción de un circuito que haga las veces de bordeamiento a lo que lo excede.
Lic. Marisa Rau
Presentado en las 1ras Jornadas de los Foros Psicoanalíticos de Argentina - Internacional de Foros del Campo Lacaniano. Paseo La Plaza.
Mesa: Psicoanalista en la psicosis? Octubre de 2000
BIBLIOGRAFÍA
Freud, Sigmund, Complemento metapsicológico a la doctrina de los sueños, en Obras
Completas, Tomo XIV, Bs. As., Amorrortu Editores, 1984.
- Lo Inconsciente, en Obras Completas, Tomo XIV, Bs. As., Amorrortu Editores, 1984.
- Neurosis y psicosis, en Obras Completas, Tomo XIX, Bs. As., Amorrortu Editores, 1984.
- La pérdida de realidad en la neurosis y la psicosis, en Obras Completas, Tomo XIX, Bs. As., Amorrortu Editores, 1984.
- La negación, en Obras Completas, Tomo XIX, Bs. As., Amorrotu Editores, 1984.
- 26º conferencia. La teoría de la libido y el narcisismo, en Obras Completas, Tomo XVI, Bs. As., Amorrortu Editores, 1984.
- Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente, en Obras Completas, Tomo XII, Bs. As., Amorrortu Editores, 1986.
Lacan, Jacques, Seminario 3: Las psicosis, Bs. As., Paidós, 1984.
- De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, en Escritos 2, Bs. As., Siglo Veintiuno Editores, 1987.
- Respuesta al comentario de Jean Hyppolite sobre la Verneinung de Freud, en Escritos 1, Bs. As., Siglo Veintiuno Editores, 1985.
Pommier, Gerard, Seminario "La transferencia en la psicosis", Bs. As., Agosto de 1997, Sala Julio Cortázar Paseo La Plaza. Inédito.
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